sábado, septiembre 6

Todo menos amor (la vida de una canción)

Era un tarde fría, de esas en las que a ella le gustaba encerrarse en casa y tomar té mientras contempla las gotas de lluvia correr sobre el vidrio de la ventana mientras él la contemplaba, pero hoy no era de esas tardes; definitivamente esa era una tarde diferente. La lluvia atravesaba sus mechones de cabello y le mojaba el abrigo, pero sorprendentemente no apagaban el cigarro que ansiosamente posaba entre sus labios.

''Lo nuestro era algo momentáneo, se suponía que sería divertido'' resonaba su dulce voz en su cabeza, repitiendo lo que ella le dijo hace unos minutos en aquel café, justo antes de que comenzara a llover, justo antes de que lo destrozara en mil pedazos.

''Lo nuestro era de un par de noches, y… Yo no te amo, lo siento''

Sus pasos resonaban sobre el asfalto mojado mientras caminaba sin rumbo, irónicamente buscando algo de paz para su alma y su corazón roto. En su cabeza se proyectaban como una película todos los momentos que disfrutó con ella, pero principalmente, la noche en la que sus curvas fueron su delirio y la hizo suya a la luz de la luna. Ella no se quedó para el desayuno… Él sabía que estaba muerto porque era la sonrisa que no volvería a ver, su sonrisa, la que lo mantenía con vida. Y era esa misma sonrisa que él podía dibujar tan fácilmente en su bello y triste rostro… pero al parecer no fue suficiente.


Miró el cigarrillo con indiferencia. ''Mientras no tenga un corazón, nadie será capaz de romperlo'', dijo en un susurro al viento, y este era tan fuerte que parecía llevarse literalmente sus palabras al segundo en el que las pronunciaba. Y así como el viento se robó su pensamiento en un soplo, su corazón se consumió en las cenizas que caían sin ser vistas en aquel asfalto mojado que sostenía sus pisadas, al igual que caían las gotas que mojaban también su balcón, en donde una mañana le confesó sus sentimientos a esa quien buscaba todo menos amor; su amor.

martes, septiembre 2

Intoxicadas reflexiones de un alma perdida

Maldición, mi cabeza va a explotar. Tengo alrededor de unas tres horas sintiendo las palpitaciones a lo largo de mi frente y en mis sienes. Puta sea, me duele. Pero, a decir verdad, esto me lo busqué yo al fondo de esos numerosos vasos llenos de ron, al comienzo de cada colilla de cigarro que gasté. Tengo los pensamientos revueltos, no puedo dormir. Pensé que hoy sería una de esas noches en las que la ebriedad con la que intrépidamente llegué a mi casa me haría caer derrotada por el sueño antes de la media noche, pero aquí estoy, a las 3 de la mañana, intentando apaciguar mis penas, que en realidad no son más que preocupaciones sin sentido. Y las llamo así, ‘’sin sentido’’, porque la mayor parte de estas preocupaciones son sobre cosas del pasado, que ya no puedo cambiar, que afectaron mi vida y ahora tengo que lidiar con las consecuencias. Es un poco estúpido que me preocupe tanto por algo que ya ocurrió, pero es eso lo que me impide dormir esta silenciosa noche de verano.

Me gustaría que lloviera, me gustaría tener un cigarro entre los dedos y no mi cordura resbalándose entre ellos. Me gustaría saber que decir en el momento apropiado y dejar de meter la pata en tantas situaciones.
Me gustaría saber tomar las decisiones correctas, pero supongo que son las malas decisiones las que nos hacen ser quienes somos. Tal vez ahora me moleste el hecho de no tener algo de experiencia con la vida para saber cómo reaccionar y que decir, pero tal vez luego en el futuro no solo sepa reaccionar a mis situaciones, sino también a las de los demás y pueda aconsejarles.
Creo que me gustaría tener esa experiencia ahora, creo que he metido la pata este último mes más de lo que lo he hecho en toda mi vida.


La verdad, eso es algo imposible. Durante toda mi vida he hecho muchos desastres...