viernes, julio 11

Que estúpido, pero que hermoso sentimiento.

Sorprendentemente, aquí me encuentro, sonriéndole a la nada, sintiendo en mí los efectos duraderos de aquellas palabras que quedaron grabadas en mi retina, y dudo de lo que siento. Cuestiono mi inteligencia y frunzo el ceño. ¿De verdad estoy reaccionando de esta forma tan estúpida por algo que no debería creer? Pero un suspiro escapa de mis labios y me encuentro a mí misma sonriendo de nuevo.
Era entendible mi reacción. ¿Cuándo fue la última vez que la sangre llego a mis mejillas con solo leer un par de palabras? Ya ni lo recordaba... o tal vez sí, pero mi cabeza ya estaba habituada a desfigurar los recuerdos, que aunque fuesen buenos, me hacían mal. Pero en fin, aquí estoy, como una adolescente, mordiéndome el labio para no gritar. Que estúpido, pero que hermoso sentimiento.
Es tan triste que nosotros, los humanos, nos dejemos manipular tanto por los sentimientos... Son demasiado fuertes, o nosotros demasiado débiles. Débiles contra algo que no tiene cuerpo, contra algo que no se ve. Pero ¿cómo impedirlo? si están en todos lados. En una foto, una canción, un libro... incluso en una persona de carne y hueso. Y hay de tantos tipos... Millones de sentimientos que pueden atacarnos de cualquier forma, cuando menos lo esperamos. Pero por mucho que entrenes, por mucho que te protejas, siempre van a estar ahí.

Entonces, volviendo a mi punto inicial, sentada aquí en mi habitación vacía, vulnerable como la niña pequeña que soy, no puedo hacer nada para impedir la invasión de este sentimiento intruso. Pero me doy cuenta de que no es más que una reacción estúpida de mi joven cerebro. Un cerebro que se enamora del sentimiento, pero no de la persona que me hace sentir así.