jueves, diciembre 25

''If you're sad, baby, I will kiss the sad out of you''

Before you came, everything was so quiet, but so wrong. Maybe now it's still wrong, but everything is quiet and loud, all at the same time. But loud means life, and life means that I have a beating heart, that I have feelings. I thought they were dead already... but then you came.

I've come to the conclusion that I seriously look forward to fuck things up, mess with my own head. I don't even know why, but every single time things seem to be working as they should, without rushing up or slowing down, I say or do something. Just something. And that something ALWAYS fuck things up.

I'm not checking my phone today. I'm not reading your texts. Because I know last night I fucked up. I fucked up your mental image of me, I fucked up the way you used to think about me, I fucked up my mental health (actually, that's old news) and my body health (that's old news also since I'm drinking so hard to get you out of my head). And I did all of that with hundreds of miles and an entire sea between us... And that's what I do, I fuck things up and then I don't know how to fix it, because if I did know how to do it, I wouldn't be broken for such a long time.

But what you do... God, damn it, you do my world. You fuck my head up, but I think I love you. You don't even have to try, you already make me happy. I hate your mixed signals.
You make me feel sad too, also confused, and angry, and you make me feel pathetic but so special. 

I'm such a fool. I hate loving you so much.

But I can't understand how people haven't realized how good you are, how adorable you are inside and outside. I know you are a beautiful soul trapped in a sad life, but that makes you even more perfect. How is it that I'm the only one who's falling for you? How is it that I'm the only one who knows how good your hugs are? I want all your hugs all the time. I hate that you are so far away.

I hate that I want you so much. I crave you. You don't even know how much I desire your body, how much I'm dying to know the taste of your lips and to feel your skin beneath my hands. My fingers cry for your hair to be tangled in them. It’s like you’re air and I can’t breathe. I need you here. I want to be so close to you, kiss you until you moan into my mouth.

I want you to crave me. But I also want you to love me.

Why do you have to be so sad and so beautiful? But we are all gonna die so kiss me anytime soon.


lunes, diciembre 15

12:00 PM

¿Por qué cuando pienso que ya tengo más o menos definidos mis ideales y mi vida empieza a tomar un camino recto y sin grietas, llega alguien a empujarme fuera del sendero y todo está fuera de foco?

Debo ahogarme en otro mar, pero es imposible encontrar uno que me guste más que el de sus ojos.

Nada está nítido, y es contradictorio. Se supone que con esta serie de eventos llevados a cabo sin plan alguno, al menos algún tipo de mejora debía haber en mi exasperante vida; pero no. Aún con tantos problemas resueltos y tantas metas logradas, mi vista se nubla y no alcanzo a ver más allá.

Lo único que puedo ver eres tú, pero no sé si tus ojos también me miran de frente.

Pero hay algo que me tiene tan distraída, un universo totalmente desconocido. Me gusta pensar que es mi universo y de nadie más; algo así como que yo lo conquisté y por ende es de mi propiedad.
Este universo tan peculiar tiene dos mares, nada más; pero son los mares más hermosos que he visto en mucho tiempo. Llenos de sinceridad y torpeza, se han convertido en mi par de mares favoritos, pero en ellos se me olvida como nadar.

Abrázame y hazme olvidar todo.

Últimamente, todo gira en torno a él, a mi universo. Pero aquí no se respira aire común, ni si quiera oxígeno; aquí se respira confusión. Se respira su risa grave y sus cabellos alborotados. Se respira la incertidumbre de saber; simplemente saber. Y a veces pienso que saber sería peor que no saber, pero no puedo evitarlo; quiero saber si me quiere tanto como yo lo quiero a él.

Eres un misterio y ni si quiera lo sabes. Eres mi misterio y tal vez no te quiero resolver.

Todo sigue nublado y tus abrazos parecen ser lo único que disipa la niebla. Creo que tengo un problema de adicción a ti. Esto es ilegal. Creo que ni si quiera me quieres...

Te odio. Me haces sentir como una niña, confundida y perdida. Pero eso es lo que tú eres; un niño, confundido y perdido.

Dime que me extrañas, aunque nunca te hayas ido. Dime que me quieres, aunque no creas que lo sigas haciendo por mucho tiempo. Dime que esta vez no me equivoqué, que contigo estoy haciéndolo bien, aunque mi camino este fuera de foco y la niebla no me deje ver...


Quiéreme como yo te quiero...
Maldita sea la primera vez que te besé, y maldeciré hasta la última vez que lo haga.
Malditas sean todas y cada una de las veces en las que cierre los ojos y sienta mis labios en carne viva y mi piel en llamas bajo tu tacto.
Malditas sean cada una de las veces que en mi cabeza reproduzca la sensación de tus dientes sobre mi cuello, cómo si este fuera pan y tu estuvieses muriendo de hambre.
Maldeciré todas las veces que desee repetir cada segundo de esa noche.
Y maldito seas tu, por hacerme sentir tan vulnerable, tan deseada y tan usada al mismo tiempo.

Pero te invito a maldecir mi nombre, para que así, cada vez que lo pronuncies, tus labios ardan venenosos y el dolor te nuble la vista, el deseo te inunde hasta la coronilla y yo sea la dueña de tu maldita cabeza.

sábado, octubre 25

Extrañarte y no morir en el intento

En un momento estás aquí a mi lado, riendo; parpadeo y ya no estás. Te vas y siento que te llevas una parte de mí, una parte que tiene tiempo viviendo en ti, una parte de mí que late dolor y sonríe, como yo cuando mis ojos se encuentran con los tuyos, que, aunque marrones, nunca están oscuros, siempre tienen aquella chispa hermosa de esperanza que yo perdí y aun no encuentro. Espero que jamás la pierdas, porque te sienta muy bien.

Creo que nunca había visto tantos días nublados en esta ciudad siempre tan calurosa y soleada. Tal vez el cielo se siente como yo, y no hay mejor forma de representar mis sentimientos y pensamientos que con días constantemente lluviosos, apagados, pesados. Las gotas de lluvia, a veces tan pesadas y furiosas, a veces tan ligeras y sin fuerza. 

Aprovecho cada segundo como si en cualquier momento desaparecerás de entre mis brazos, como si en cualquier momento ya no sentiré tu cabeza sobre mi pecho, mis brazos caerán al aire, pesados, extrañando a lo que antes envolvían con tanto esmero; y siento que debo apartar toda tristeza de mi cara porque quiero sentir el efecto de todas y cada una de las sonrisas que me saques -como siempre has logrado con una facilidad inexplicable-. ¿Qué pasará cuando ya no estés para secar mis lágrimas? Ya ni si quiera puedo detenerlas, cierro los ojos y aun así consiguen escapar entre mis parpados para correr por mis mejillas. Debería comenzar a acostumbrarme, porque estoy segura de que las veré más seguido, cuando a ti ya no te pueda ver, cuando ya no te pueda abrazar, cuando ya no te pueda hacer reír.

Maldición, aún te debo mi vida entera, porque salvaste la mía más veces de las que realmente quise terminarla. ¿Cómo podré pagártela con tantos kilómetros de distancia? Tal vez no será imposible, pero tampoco será tan fácil como respirar y las dos sabemos eso. 
Entonces quedo en deuda contigo -y por mucho que lo niegues, seguirá siendo así hasta que te pague-, quedo incompleta y a la deriva. Y sé que no seré la única que se sentirá así, pero también estoy segura de que ninguna comprenderá completamente lo que yo siento. 

Mi silencio no puede ser más expresivo, mi supuesta indiferencia no puede ser más falsa y el hecho de que todo este proceso me está matando por dentro no puede ser más cierto. 

No hay mirada más pura que la tuya, no hay sonrisa más sincera que la tuya, no hay abrazo más reconfortante que el tuyo y no hay persona más maravillosa que tú. Eres y serás -o eso quiero creer- la mejor amiga que haya tenido en mi vida entera, y no miento. Nadie me conoce tan bien como tú y nadie nunca se quedó a mi lado después de conocerme plenamente, solo tú. Y por eso te doy las gracias. Por los innumerables consejos sobre todo, pero gracias por todo, absolutamente todo, hasta por los sermones, por mis disgustos, por las discusiones; por todo. Nunca lo olvides.

Y te amo. Me da igual lo que piensen las otras personas, me da igual lo que digan de mí, te amo y jamás amé a otra persona -ajena a mi familia- como te amo a ti. 

Jamás abandones el baile, la música, jamás abandones la felicidad ni tu sonrisa y, sobretodo, jamás abandones el pedazo de mí que te llevas, a donde sea que vayas, jamás lo abandones.


P.D.: Esto está tan desordenado que no hay duda de que fue escrito por mí...

sábado, septiembre 6

Todo menos amor (la vida de una canción)

Era un tarde fría, de esas en las que a ella le gustaba encerrarse en casa y tomar té mientras contempla las gotas de lluvia correr sobre el vidrio de la ventana mientras él la contemplaba, pero hoy no era de esas tardes; definitivamente esa era una tarde diferente. La lluvia atravesaba sus mechones de cabello y le mojaba el abrigo, pero sorprendentemente no apagaban el cigarro que ansiosamente posaba entre sus labios.

''Lo nuestro era algo momentáneo, se suponía que sería divertido'' resonaba su dulce voz en su cabeza, repitiendo lo que ella le dijo hace unos minutos en aquel café, justo antes de que comenzara a llover, justo antes de que lo destrozara en mil pedazos.

''Lo nuestro era de un par de noches, y… Yo no te amo, lo siento''

Sus pasos resonaban sobre el asfalto mojado mientras caminaba sin rumbo, irónicamente buscando algo de paz para su alma y su corazón roto. En su cabeza se proyectaban como una película todos los momentos que disfrutó con ella, pero principalmente, la noche en la que sus curvas fueron su delirio y la hizo suya a la luz de la luna. Ella no se quedó para el desayuno… Él sabía que estaba muerto porque era la sonrisa que no volvería a ver, su sonrisa, la que lo mantenía con vida. Y era esa misma sonrisa que él podía dibujar tan fácilmente en su bello y triste rostro… pero al parecer no fue suficiente.


Miró el cigarrillo con indiferencia. ''Mientras no tenga un corazón, nadie será capaz de romperlo'', dijo en un susurro al viento, y este era tan fuerte que parecía llevarse literalmente sus palabras al segundo en el que las pronunciaba. Y así como el viento se robó su pensamiento en un soplo, su corazón se consumió en las cenizas que caían sin ser vistas en aquel asfalto mojado que sostenía sus pisadas, al igual que caían las gotas que mojaban también su balcón, en donde una mañana le confesó sus sentimientos a esa quien buscaba todo menos amor; su amor.

martes, septiembre 2

Intoxicadas reflexiones de un alma perdida

Maldición, mi cabeza va a explotar. Tengo alrededor de unas tres horas sintiendo las palpitaciones a lo largo de mi frente y en mis sienes. Puta sea, me duele. Pero, a decir verdad, esto me lo busqué yo al fondo de esos numerosos vasos llenos de ron, al comienzo de cada colilla de cigarro que gasté. Tengo los pensamientos revueltos, no puedo dormir. Pensé que hoy sería una de esas noches en las que la ebriedad con la que intrépidamente llegué a mi casa me haría caer derrotada por el sueño antes de la media noche, pero aquí estoy, a las 3 de la mañana, intentando apaciguar mis penas, que en realidad no son más que preocupaciones sin sentido. Y las llamo así, ‘’sin sentido’’, porque la mayor parte de estas preocupaciones son sobre cosas del pasado, que ya no puedo cambiar, que afectaron mi vida y ahora tengo que lidiar con las consecuencias. Es un poco estúpido que me preocupe tanto por algo que ya ocurrió, pero es eso lo que me impide dormir esta silenciosa noche de verano.

Me gustaría que lloviera, me gustaría tener un cigarro entre los dedos y no mi cordura resbalándose entre ellos. Me gustaría saber que decir en el momento apropiado y dejar de meter la pata en tantas situaciones.
Me gustaría saber tomar las decisiones correctas, pero supongo que son las malas decisiones las que nos hacen ser quienes somos. Tal vez ahora me moleste el hecho de no tener algo de experiencia con la vida para saber cómo reaccionar y que decir, pero tal vez luego en el futuro no solo sepa reaccionar a mis situaciones, sino también a las de los demás y pueda aconsejarles.
Creo que me gustaría tener esa experiencia ahora, creo que he metido la pata este último mes más de lo que lo he hecho en toda mi vida.


La verdad, eso es algo imposible. Durante toda mi vida he hecho muchos desastres...

miércoles, agosto 6

Decepcionante.

Vacío. ¿Cómo es posible que algo tan hermoso como un abrazo llegue a ser tan vacío? Seco, indiferente, como si las dos personas que se abrazan jamás cosecharon sentimientos entre esos brazos que se rodean con cierta fuerza.
Un abrazo debería causar algún efecto en las personas que lo realizan. Calidez, un pulso acelerado, una sonrisa, un suspiro de alivio, un par de párpados cerrándose mientras se aumenta la fuerza con la que se tiene al otro en tus brazos, y hasta tal vez pudiese despertar la rabia, la melancolía, un par de lágrimas, o tal vez un mar de ellas, pero... nada. Ni una sola mirada de remordimiento, ni una gota vacilando en el borde de mis pestañas, ni una sonrisa verdadera. Simplemente, nada.
Qué triste, ¿verdad? Decepcionarse con un abrazo, con algo que consideras tan puro, que llena de vida y luz a quién lo recibe, algo que adoras recibir en todo momento. Pero sobretodo, es desconcertante. Desconcierta caer en la cuenta de todo lo que alguna vez sentí con esa persona, y ahora no fui capaz de sentir ni un mínimo vuelco de mi corazón.

Fue como si nunca me hubiese importado.


Y me pone a pensar, ¿nunca me importó? Y sin pensarlo dos veces, respondo ''si, me importó'' con contundencia. Lo tengo muy claro. Es más que obvio que esa persona llegó a importarme más que mi propia persona, más que mi propia vida. Y claro, fue exagerado. Gasté tantos sentimientos en esta persona, que al momento de darle un abrazo, el acto que sería un cierre de ciclo, un abrazo que venía siendo premeditado días atrás, con el fin de prepararme psicológicamente para él... Pero resulto ser que no tuve que defenderme contra los sentimientos de culpa y melancolía, porque no existieron, ni esos, ni otros. Simplemente no existieron sentimientos en un abrazo que esperaba desbordar aquellas lágrimas, tal vez una sonrisa tímida en señal de tregua. Y, pues, no. Fue vacío. Apretado como el dolor que oprime mi pecho, pero vacío, como mi rostro inexpresivo lleno de cicatrices.

martes, agosto 5

Pensamientos estúpidos de una persona estúpida

Las personas me dicen que soy estúpida. Estúpida, porque en estos últimos meses he hecho cosas diferentes, cosas que podrían perjudicar mi reputación si me descuido, cosas que no haría normalmente una persona como yo, pero de alguna forma, ser estúpida me hace sentir algo.
Estoy tan vacía, tan llena de nada, que todas estas decisiones arriesgadas, todos los comentarios no premeditados y todas las acciones hechas por simple impulso me han hecho sentir tanto... me han hecho sentir viva.
Y estarás pensando ''Decir esto la hace ver más estúpida aún'', pero ¿cómo te sentirías si no encontraras nada más en tu interior que oscuridad, que tristeza y soledad durante tanto tiempo? ¿Cómo reaccionarías si de pronto consigues llenarte de vida, de la luz cálida que tanto te hacía falta con un acto que activa tu adrenalina, que acelera tus latidos en menos de unos minutos, con una acción peligrosa, ''estúpida''?

Entonces llego a la conclusión de que en este momento de mi vida, mientras sigo sumida en una oscuridad que me oprime el pecho, me gustaría seguir siendo ''estúpida'', mientras eso siga llenándome, mientras no consiga una estupidez con nombre y apellido que me no me llene de la alegría falsa que todas estas cosas me dan.. Mientras no la consiga, seguiré llenándome de alcohol, besos que no deberían ser míos, humo de cigarro, noches veraniegas con sabor a risas secas y miradas sin censura. Seguiré llenándome de palabras hermosas y melodías perfectas, que parecen ser lo único que mantiene mi inocencia atada a mi muñeca.

miércoles, julio 16

Abrir cuando me extrañes:

Te confesaré algo. En esas clases como Historia Universal o Religión, en las que no se suele hacer más que leer y escuchar a la profesora hablar de su materia, producir sueño y aburrimiento, en esas clases me pongo a pensar, y si, ya sé que está mal no prestarle a esas clases, pero mis pensamientos me llevan a otro mundo y me hacen reflexionar mucho. En una de esas clases, mientras pensaba en mi propia nube, muy lejos del salón de clases, me pregunte como sería mi vida si en ese mismo instante se abriera la puerta y entrara alguien a decirme que debía recoger mis cosas porque me iría del país.
Además de quedarme en shock, también lloraría, por su puesto. Lloraría de la felicidad, pues ya no estaría viviendo en un país tan roto y corrupto y junto con mi familia, podríamos quitarnos ese peso de los hombros, pero sobretodo, lloraría por todo lo que estaría dejando atrás. Mi casa, en donde crecí y viví hasta ese momento, los recuerdos creados en esas paredes, la ciudad tan particular en la que me criaron, en donde la gente es extrovertida y todos procuran no sacar el celular para que no se los roben, el colegio en donde me eduque casi toda mi vida, el colegio religioso que tanto odie, pero no sería hasta ese momento en el que me diera cuenta de tantas cosas buenas que me enseño, cosas únicas que solo enseñan aquí, las compañeras que iba conociendo durante cada año escolar, mi promoción que solo desde ese día empezaría a amar, y por supuesto, las amigas que con las que reí, llore, salte, dormí y sufrí. Las que me dieron todos los abrazos que necesite, las que siempre estaban ahí apoyándome, las únicas que se reían de mis chistes malos, las que me tenían paciencia, y me secaban las lágrimas con obstinación contenida por el amor que me tenían. Por su puesto que ese amor era mutuo, correspondido, porque si no ya me hubiese ido sin derramar una lágrima. Pero como no era así, como las amo tanto, lloraría demasiado.
Pero te preguntaras ¿Por qué llorar tanto por una persona que será remplazada y olvidada en cuanto uno se acomode en su nuevo hogar, en su nuevo país? Pues la respuesta, aunque es muy lógica, no es fácil de notar. A esas niñas las conocí en mis peores días (o por lo menos ese es mi caso). Las conocí cuando morir parecía la única salida (si, así de mal me sentía en ese momento de mi vida), pero esas niñas se metieron bajo mi piel en silencio y cuando me di cuenta, ya las quería demasiado como para alejarme. En ese momento, para mí, eso era un gran error, porque mi plan era dejar este mundo y no podía encariñarme con nadie, pero esas niñas me mantuvieron con vida, sacándome sonrisas, preocupándose por mí, ayudándome en todo lo que estaba a su alcance, siendo mis ángeles. Cuando ya me encontraba mejor, el amor que sentía por ellas parecía casi imposible, pero ¿Cómo no amar a las personas que me salvaron la vida más de una vez? Aunque con algunas hablaba más que con otras y a estas les contara más de mí que aquellas, todas me producían la misma sensación, un calor indescriptible que me hacía sentir cómoda, me hacía sonreír sin esfuerzo y sorprendentemente me hacían olvidar todos y cada uno de mis problemas.

Ahora no sé si me comprendes. ¿Te das cuenta de porque lloraría tanto por ellas? Y no solo eso, también, tantos recuerdos tatuados en mi corazón, tantas carcajadas que nos dejaban sin aire, tantas discusiones estúpidas, todos los consejos que gastamos mutuamente, y todos y cada uno de los abrazos que nos dimos. Todos esos abrazos significan algo para mí, significan amor incondicional hacia unas hermanas con diferentes madres, significan confianza. Yo sé que siempre poder contar con cada una de ustedes. Aunque todas sean tan diferentes, hay algo que las caracteriza a todas; ese gran corazón en el que me dejaron entrar y del que espero nunca salir, porque ustedes de mi corazón jamás van a poder salir.
Gracias por todo lo que me han dado, todo lo que me hicieron aprender. Espero haberlas ayudado a ustedes también y espero haberlas hecho sentir tan bien como ustedes me hicieron sentir el día que me recibieron en aquella mesa de mármol rojizo.

Las amo, niñas, y aunque no me esté yendo a ningún lado, una parte de mí se queda con cada una de ustedes y esa parte siempre las va a amar. Siempre van a ser mis niñas :)


Con amor, SP.

Lirio...

Hace un tiempo encontré una flor en mi camino, blanca como la nieve, pero rota, decaída. Yo pensé que con un poco de amor, la delicada flor volvería a ser tan hermosa como siempre, entonces decidí quedármela y cuidarla. Le di todo mi amor y un espacio en mi vida. Sabía cuándo le gustaba tomar sol, cuánta agua necesitaba, la fragancia que me regalaba. Éramos, por decirlo así, muy unidas. Pero muy tarde me di cuenta de que aquella flor nunca mejoraba. Sus pétalos blancos siempre serían ásperos y su tallo siempre tendría espinas, pero el afecto que le guardaba a mi flor me cegaba.
Yo también estaba rota, como mi delicada flor blanca, y de alguna manera, me sentía identificada con ella, sentía que eso nos unía mucho. Pero que unión tan destructiva la nuestra...
De vez en cuando, me daba cuenta de lo cansada que me sentía, y evaluando mi vida, comenzaba a ver como mi florecilla consumía mi poca energía. Pasaba mucho tiempo cuidándola, preocupándome por su salud, y a veces, me consumía el simple hecho de querer ser tan hermosa como mi flor, pero me mantuve en silencio y seguí cuidándola con amor, ignorando mis pensamientos.
Un día, agotada, comencé a escuchar lo que mi voz interna me susurraba, y muy egoístamente, dejé de cuidar a mi flor. Dejé de ponerla al sol en la tarde, dejé de cambiar la tierra en la que dormía, dejé de prestarle atención. Solo le daba lo vital, agua, todas las mañanas, y desaparecía por la puerta de madera durante todo el día sin dar explicaciones. Eventualmente, mi flor comenzó a morir, deprimida y solitaria. Yo ya no podía mirarla directamente, porque la mezcla de sentimientos en mi interior me hacía querer vomitar. Era un poco de culpa, el dolor que me producía verla así y saber que ya no podía hacer más nada para mejorar a mi terca flor, tristeza al darme cuenta de lo egoísta que fui, envidia, pues todavía anhelaba la belleza que la flor poseía y yo jamás podría obtener, un poco de felicidad, pues debía admitir que un peso había sido removido de mis hombros. Pero ¿por qué todo comenzó a empeorar poco a poco? ¿Era el karma el que atacaba? Cada vez que por equivocación mi mirada se posaba en la flor que ya no era mía, me invadían unas ganas enormes de llorar, recordaba todas las tardes bonitas que había compartido con mi flor, toda la felicidad que mi flor me dio, pero luego volvían zumbando como abejas molestas todos los malos momentos, las noches de lágrimas y las interminables dudas.

Ya no quiero seguir topándome con la flor en mi camino, en mi mirada, en mis pensamientos. Quiero arrancar esa página, actuar como si nada sucedió. Quiero dejar de hundirme más y más en la duda y la culpa. Quiero dejar de extrañar a mi pequeña y terca flor. Quiero cambiar todo esto. Ojalá el silencio expresara las palabras que no le puedo decir, ojalá el viento se llevara mis pensamientos, ojalá este verano me mate de calor, ojalá...

viernes, julio 11

Que estúpido, pero que hermoso sentimiento.

Sorprendentemente, aquí me encuentro, sonriéndole a la nada, sintiendo en mí los efectos duraderos de aquellas palabras que quedaron grabadas en mi retina, y dudo de lo que siento. Cuestiono mi inteligencia y frunzo el ceño. ¿De verdad estoy reaccionando de esta forma tan estúpida por algo que no debería creer? Pero un suspiro escapa de mis labios y me encuentro a mí misma sonriendo de nuevo.
Era entendible mi reacción. ¿Cuándo fue la última vez que la sangre llego a mis mejillas con solo leer un par de palabras? Ya ni lo recordaba... o tal vez sí, pero mi cabeza ya estaba habituada a desfigurar los recuerdos, que aunque fuesen buenos, me hacían mal. Pero en fin, aquí estoy, como una adolescente, mordiéndome el labio para no gritar. Que estúpido, pero que hermoso sentimiento.
Es tan triste que nosotros, los humanos, nos dejemos manipular tanto por los sentimientos... Son demasiado fuertes, o nosotros demasiado débiles. Débiles contra algo que no tiene cuerpo, contra algo que no se ve. Pero ¿cómo impedirlo? si están en todos lados. En una foto, una canción, un libro... incluso en una persona de carne y hueso. Y hay de tantos tipos... Millones de sentimientos que pueden atacarnos de cualquier forma, cuando menos lo esperamos. Pero por mucho que entrenes, por mucho que te protejas, siempre van a estar ahí.

Entonces, volviendo a mi punto inicial, sentada aquí en mi habitación vacía, vulnerable como la niña pequeña que soy, no puedo hacer nada para impedir la invasión de este sentimiento intruso. Pero me doy cuenta de que no es más que una reacción estúpida de mi joven cerebro. Un cerebro que se enamora del sentimiento, pero no de la persona que me hace sentir así.

jueves, julio 3

Oh, corazón roto...

¿Cuántas veces hemos entablado una buena conversación desde ese entonces? ¿Dos, tal vez? ¿Qué tanto conozco de ti? Conozco tus palabras y conozco lo mucho que me gusta leerlas. ¿Qué tanto conoces tú de mí? Tal vez solo recuerdes las bandas que me gustan, porque son similares a las tuyas. ¿Cuantas veces he pensado en ti? Tal vez demasiadas. ¿Y tú has pensado en mí? Si tengo suerte, unas pocas veces, puede ser.
Cada canción es un recuerdo, cada palabra es un suspiro, cada verso lleva tu nombre entrelineas y todos esas noches interminables, en donde comenzaba a aceptar que mi única compañía era la soledad, la única razón eres tú y solo tú. Todavía no te olvido, no olvido todas las palabras hermosas que gaste en ti, todas las risas compartidas, tu voz pronunciando mi nombre, no olvido el sabor del deseo que producías en mí, tantas marcas que dejaste en mi cuerpo y en mi alma. Me marcaste de por vida ¿lo sabias? Me cambiaste tanto. Cambiaste mi forma de pensar, mi forma de actuar, la música que escuchaba, los gestos que hacía, las expresiones, mi carisma, todo. Te volviste parte de mí sin que me diera cuenta, pero yo no hice mucho efecto en ti, pues decidiste un día, leer de nuevo la página anterior del libro, y hasta quisiste escribir en ella una historia nueva. Como era de esperarse, esta termino siendo un desastre. Escribiste sobre las palabras que ya habías expresado y en las esquinas y bordes en blanco; ya nada tenía sentido. La pasaste y te saltaste la nuestra, como si jamás hubiese existido.

Yo había escrito algo por mi cuenta mientras tú no estabas, deje un espacio libre, por si regresabas, pero llene mucho de lo que dejamos sin terminar. Lo llené con mis propias palabras llenas de melancolía, lo llenó mi corazón hecho pedazos. La confusión que invadía mi vida para ese momento era monumental. No entendía si ya te tenía en el rincón más desfigurado y opacado de mi mente, no sabía que pensar de ti, no quería volver a mencionar tu nombre, pero es que estabas en todos lados y eso me asustaba. En cada pared, cada puerta y cada esquina. Ahí estas, sonriéndome como si nada hubiesen pasado. Entonces te grito. ¿Cómo puede ser posible que ignores todo lo que ha pasado y todo lo que te dije después de haber terminado tan mal? Maldición. Pero luego me doy cuenta de que es solo tu recuerdo atormentando mi existencia, apareciendo en mis sueños y haciéndolos tan bellos que se vuelven pesadillas. ¿Cuándo llegara el día en el que pueda pronunciar tu nombre sin que mis latidos se aceleren? ¿Cuándo vendrá el momento en el que pase la página? ¿Cuándo podre olvidar la forma en que me amaste?

miércoles, julio 2

Sentimiento extraño.

¿Conoces ese sentimiento de felicidad plena y silenciosa? Ese que solo te invade unas pocas veces en tu vida, si tienes suerte. Que sabes que está ahí porque no percibes el tiempo pasar, se te olvida donde estas y lo único que importa es el ahora. Bueno, exactamente así me sentí contigo, con tus labios sobre los míos, en un beso profundo y lento, que tenía mil cosas escritas, pero que nadie podía leer. En un momento de ternura y deseo la habitación desapareció para mis sentidos. Mis ojos cerrados hacían que tus dedos sobre mi piel crearan una corriente eléctrica, tu mano en mi cuello me acercaba a la idea de estar en las nubes. Y te quería más cerca, pero ¿qué más reducido espacio que el que existía entre tu yo?

Había algo de ti, un pequeño detalle escurridizo entre mis dedos que se me perdía, algo que para mí era imperceptible, pero estaba ahí y me mantenía hechizada, me mantenía encadenada a tu cuerpo. Entonces me daba cuenta de que nuestros labios no encajaban perfectamente con el otro par, pero eso solo lo hacía más divertido. Era un baile que subestimaba mi auto control y los dos luchábamos por mantener la cordura sin eliminar ni una gota del excesivo deseo que inundaba la habitación. Era una montaña rusa que tenía altos y bajos de intensidad, vueltas de ternura y arranques de adrenalina que causaban otras respuestas en tu cerebro. Era un sentimiento raro el que inundaba mi cuerpo. Ya había perdido el sentido de todo, no sabía que iba arriba y que iba abajo, no sentía el peso de tu cuerpo sobre el mío, ni sabía si quiera cuanto tiempo había pasado, pero la verdad es que ya eso no tenía importancia, porque ahora todo giraba en torno a las chispas que mi tacto producían en tu piel y el trayecto que iban tomando tus manos bajo mi camiseta.